The Dark Streets Of London

La noche rompe ante el sonido de unas pisadas en los adoquines de un barrio lúgubre de la ciudad. El eco de la neblina de Londres oculta a su propietario, yo. Una sombra más entre la oscuridad esperando tranquilo el momento. El vaho y el calor se disipan ante mí como el humo de un cigarro. Pero no me importa, pues sé que entraré en calor dentro de poco. De repente el Big Ben anuncia media noche y con ello el comienza de mi cacería. Observo el cielo y miro a las estrellas, dado que son las únicas que podrán contemplar hoy mi obra. Les hago una reverencia y con su permiso me deslizo entre calles y tejados. A lo lejos, calle abajo, ya se oye a un anciano borracho que llora y maldice, a lo lejos, ya me reclama.

Hoy soy el ser del que todos hablan en los periódicos y que nadie conoce. Soy el miedo que se funde en sus corazones, y la pesadilla que les quita el sueño a sus hijos. Hoy yo soy la muerte. Y hoy más que nunca deben temerme y huir pues ando sediento de sangre y gozo de plena libertad para tomarla. Esta noche soy como el lobo que añora el sabor de un crianza. Hoy es la noche en donde soy juez y testigo, y pongo a Dios que laborioso impartiré justicia y terror entre todo ciudadano londinense que ose plantarse ante mí.

Pues hoy comienza una revolución que se agita desde abajo y hace temblar lo de arriba. Pues hoy comienza otro capítulo de la historia de nuestra nación, un capítulo oscuro narrado con sangre y fuego. Un capítulo cruel y despiadado, un capítulo que jamás olvidaran, un capitulo como yo