La más despechada de todas.

¿Temes a la muerte? ¡maldito hipócrita! eres tan estúpido que no sabes a quien debes temer. Yo por el contrario temo a la vida. ¿El por qué? Pues porque es la vida quien nos consume y nos atrapa, quien nos destruye y nos cambia. Quien nos arrebata nuestros seres queridos. Es la vida la que nos hace sufrir y llorar. La que nos hace sentir solos y perdidos.

Pero tú, maldito insensato, temes a la muerte. Pero incluso lo que temes de esta, que es su dolor antes de desaparecer, incluso eso, forma parte de la vida. Es su última fase, su gran despedida. No es la muerte quien nos hiere para dejarnos marchar. Es la vida. Que como un amor devastado, nos arremete con todas sus fuerzas de la manera más impúdica posible. La vida es una mujer despechada, y que mujer...Con curvas tan pronunciadas que todos desean montarla, con curvas tan escandalosas, tan altas y peligrosas, que perdemos el rumbo y en ocasiones el corazón. La vida, la cual a veces se muestra hermosa, benevolente o ciertamente caprichosa, y en su mayor contraste, nos lleva a la más pura desesperación. La vida, esa mujer con piernas desmedidas, que enamora y no tiende a despedidas, solo a la condenación. La vida es esa desdicha que todos sufrimos, que amamos y que por desgracia tanto necesitamos. Es el hecatombe, de un final inesperado.  

Por eso temer a la muerte es de idiotas. 

Pero temer a una mujer despechada....

Eso, eso sí que es de sensatos.